Hijito de mi alma,pequeño bebé,
que un día estuviste dentro de mi ser
extraño capullo latiendo en mi vientre
como una caricia¡Qué inmenso placer!
Te hablaba-¿te acuerdas?-cuando estabas quieto
dentro de la panza y al irme a acostar
entonces sentía como cosquillitas
tus suaves latidos dentro mío golpear.
Te soñé mil veces,te quise tocar
quería en tu mundo tus ojos hallar
mirar tu carita,tus manos,tus pies,
tu color de pelo quise imaginar.
Pero nada de eso supo dibujarte
tal como ese día,al nacer,te ví
porque eras hermoso-pequeño retoño-
rosado y sereno,vivaz y feliz.
Tu cuerpo chiquito llegó hasta mis brazos
un día de invierno de espléndido sol,
tus ojos miraron tranquilos el mundo
que en ese momento,se abrió para vos.
Tu linda boquita llena de sorpresa
un gesto de asombro en tu cara esbozó
y así entre frazadas,arrullos y besos
en sus brazos fuertes,papá te cargó.
Te trajo a mi lado y ya muy juntitos
los dos -azorados-te vimos dormir,
tu calma era inmensa,tal vez presentías
el amor que juntos te íbamos a dar.
Ahora ya llevas dos meses y medio
viviendo en la casa con nosotros dos,
reclamas a gritos una mamadera,
sonríes a todos y dices "ajó".
Por eso agradezco tan grande regalo
que un día de invierno la vida nos dio,
papá está orgulloso del hijo que tiene
y yo,toda mi alma te doy para vos.
MAMÁ,13-08-98
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