La laguna me mira cuando asomo
al borde del inmenso ventanal,
desde allí puedo verla encrespada o en calma
y perderme en sus olas,o cubrirme de sal.
Sus arenas brillantes me visten
con lentejuelas de escamas
de sus peces plateados,
el cielo diáfano y el brillo cristalino
del sol que estalla en aquél gran espejo,
pareciera cegarme y llamarme a su lado.
Y me acerco a su costa,
atraída por su dulce embrujo...
Y la diosa Ansenuza que en mí habita
imagina a su príncipe aborigen
cuando,de amor rendido,
se convierte en aquél grácil flamenco
que anida en sus orillas,
y al remontar en vuelo
se despliega en sus alas un rosado abanico,
que recuerda las ágatas brillantes
que adornan el collar de su princesa.
Es mágica y serena...y otras veces
rugiente y tempestuosa,
te envuelve de rojizas pinceladas
cuando el sol se sumerge entre sus aguas,
o de diáfanos azules y verdosos
cuando por la mañana,se despereza entre el rocío,
su vasto oleaje
entre vuelos y graznidos.
¡Ay,qué bella y espléndida laguna!
Un regalo especial para mis ojos,
siento que estar allí es un privilegio
y poderla observar en sus mudanzas...
un secreto de Dios,que se revela.
Arcoiris,24/07/08.
2 comentarios:
Hermana, que bien has pintado la laguna, cuántas imágenes, cuantas snsaciones. Voy para allá, esperame, vamos a disfrutar juntas de esas aguas, como tantas veces lo hemos hecho, y reviviremos momentos, como quien desteje una prenda, punto por punto.
MUY HERMOSO TODO
BESOOS EDU
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